Tuesday, July 25, 2006

Hasta pronto


Dejo mi casa unos días. Dejo esta casa. Unos días nada más y ya os echo de menos.

Friday, July 21, 2006

Atardecer en la casa de campo


Juego con otros niños
mientras el traje blanco de mi padre,
a lo lejos, hereda
la última luz del día.

Mi abuela sale con un vestido largo
por la puerta de atrás
y nos llama cantando,
conjurando las hadas de cuentos infinitos
y de todos los bosques visitados en sueños.

Los pájaros, inquietos,
se arremolinan oscureciendo el cielo,
y sus gritos se hermanan con los nuestros
en una comunión bulliciosa y pagana.

Los nogales apresan con sus ramas
los destellos finales,
y los álamos tiemblan
presagiando ya el frío de la noche.

Más allá de la valla, las espigas
son ahora una familia de muchachas muy rubias
que se secan el pelo al viento de la tarde
.......

Pero un día
nos abandona el niño
riendo hasta perderse
en cualquier agujero negro del espacio

y amanece indefensa la mañana.


(Fragmentos de uno de mis primeros poemarios, que os dedico a vosotros, que estáis aquí, con un poco de melancolía estival. Y con mi abrazo.)

Tuesday, July 18, 2006

EL CORAZÓN DE LA ESCRITURA

Dentro de pocos días me iré al otro lado de un mar, a un país de frescor, de lluvia y calidez humana. Y, como uno es lo que escribe, me llevaré, junto a algun jerséi de lana, las palabras escritas y las palabras por escribir.
La vida y la escritura son ambas caprichosas, y se empeñan en llevarnos por donde quieren ellas, aunque pensemos que somos nosotros los que llevamos el timón. Pero a la vez nos enseñan, si nos dejamos nosotros, la belleza, y hasta la sabiduría, que hay en reconocerse y saberse en sus manos. Hay pocos gozos mayores que sentirse médium de la magia de esas dos fuerzas. Porque la magia actúa. Y hay que dejarla y hay que creerla. Lo mismo pasa con la poesía, a la que la palabra siempre anda buscando: pero la que actúa es ella. Y es ella la que se deja atrapar ( se deja sentir, escribir ) cuando y por quien le parece.
Dentro de pocos días subiré de nuevo a un avión y nadie se dará cuenta de las palabras y la magia que en mí se encierran, y eso hará mucho más exquisito que estén ahí.

Friday, July 14, 2006

De repente, el pasado

La vida puede a veces parecer, o sentirse, como un cuadro estático, y digo esto recordando a Haller en uno de sus escritos. O un torbellino, si nos situamos en el otro extremo. Yo siempre juego ¿juego? a no creer en el tiempo, a salirme de él, a creer que la percepción subjetiva puede con ese tiempo que se empeña en rozarnos, en esculpirnos, en rompernos. Y también se empeña en jugar malévolamente con nosotros. Recibo una llamada de un antiguo compañero ¡ del instituto ! al que no he vuelto a ver desde entonces. Si hubiera sido de un compañero de la universidad no sería tan chocante, pero es lo que es. Ni siquiera le pregunto cómo ha conseguido mi número, tal es mi sorpresa y mi torpeza para hablar por teléfono. Quedamos en tomar un café y yo empiezo a intentar recordar cómo era y cómo será ahora. De pronto reparo en esos dos tiempos verbales: era, será. Y me sobreviene una sensación de ausencia del presente. Como si el presente fuera nada más que una oscilación entre el recuerdo y el proyecto. Me pregunto qué le habrá hecho llamarme, en qué lugar de su mente se ha activado mi recuerdo, y vuelve a maravillarme el misterio de la consciencia de los otros. Hay quien piensa que la realidad está siempre dentro de uno mismo y que todo es creación nuestra, incluso aunque esa realidad sea a menudo incomprensible. Que uno crea la realidad a partir de su propio sueño, de su propio deseo o de su propio miedo. Y hay verdad en eso: somos dios, si bien un dios precario y vulnerablemente humano. Pero la realidad, en su complejo misterio, también existe por sí misma, y la consciencia de los otros existe fuera de la nuestra. Quizá la clave para vivir ambas realidades sea la empatía, y así el amor podrá ser un camino libre entre dos cuerpos y dos almas. Pero esto es ya otra cosa. Me voy a ver si encuentro el presente por alguna parte.

Wednesday, July 12, 2006


Recordando a Allegra

No hay un mínimo viento esta noche. ¿Te acuerdas, Allegra, cuando lo oíamos entre los álamos y tú cantabas con su música? Cuatro años tenías , la vida no era aún territorio enemigo: tú, niña rubia, eras la ardilla hambrienta y te comías la nuez de todos los secretos. Calor ahora, sin viento, insoportable, mas lo soporto. Calor. Un verano en zozobra, este verano. Un verano en el que la luz y la sombra están luchando una batalla a muerte. Abro un libro de John Keats, releo los poemas por enésima vez y siento que quiero abrazarle, en un súbito y absurdo enamoramiento, una mezcla exquisita y dolorosa de amor y pena por él, por su temprana muerte. Tuberculosis. Poesía. Calor, Allegra, mucho calor esta noche. Un calor que duele y aviva los sentimientos. Busco paz: liras de San Juan de la Cruz: gracias Juan, por el sosiego. San Juan, Juan, Juan A. , John. Juan, nombre amado de quienes se han ido. Y tú apareces, Allegra, para jugar con la noche al escondite, para jugar conmigo. Allegra, clandestina inocencia que caminó bajito y de puntillas. Ahora echas a correr y yo te sigo. No te caigas. Alguien ha tenido un accidente en casa. Nada grave pero significativo, quizá demasiado. No corras más, que dejaré de verte, mira que es de noche y te perderás. Allegra, Allegra, no me dejes aquí con el calor.

Sunday, July 09, 2006

Soñar, tal vez vivir


Cuando estamos dormidos
somos nosotros mismos
nuestros juguetes favoritos,
involuntarios pájaros
aquejados
del vuelo más precario.

Pero a veces es dulce
separarse del peso
que nos sujeta al suelo
y llegar
al más sublime absurdo

de volar sobre el mundo
antes de despertar.

Monday, July 03, 2006

No son alas, es tan sólo un piano

Los pájaros son el recuerdo cotidiano
de la atadura que nos une a la tierra
diariamente.

Son el espejo en el que se refleja
esa distancia, siempre irreconciliable,
del hombre con su piel.

Ellos
son ese sueño cercano e inasible
de crueldad bellísima.
Tiernos e indiferentes,
y desconocedores
de todas las palabras
que inventamos nosotros
para poder volar.