Sunday, July 22, 2007

ON THE ROAD

La carretera era estrecha pero el 4x4 se movía con brío, al compás del ánimo de sus ocupantes. La música también contribuía lo suyo. La mañana conjuraba dinamismo mientras la alegría se abría paso piel adentro. El aire era suave y recio como la mano del amigo. Una zona pantanosa se reveló entre montañas grises envuelta en una neblina que la transformaba en un paisaje lunar. Sin apenas mediar tiempo, la claridad se tornó luz tenue y la mente pasó de un estado de alerta a uno de ensueño. La soledad y el silencio vinieron a acomodarse entre la algarabía haciéndose sentir como presencia deseada. El tiempo fue caricia y el espacio un paisaje sin contornos. Lo que duró no importa: ocurrió y pasó.
El vehículo rodaba rápido devorando distancias. Intensa, la luz entró de nuevo por las ventanas del coche y de los sentidos. Los brazos se estiraron con la fuerza que habían cobrado los colores. La música recuperó su reino y penetró la atmósfera. Todo volvió a ser como antes. O no: la huella de la melancolía, con la suavidad del ala de una mariposa, había dado un nuevo rumbo al viaje interior.