NO SPEED LIMITS A punto está el presente de devorar memorias:
¿oyes? Nos llama,
nos tira de la mano con tierna violencia,
casi no nos da tiempo a coger equipaje
ni a pensar,
un poquito siquiera,
en lo que estamos a punto de olvidar.
Corramos juntos,
deseosos
de caer en la trampa de amarnos
desde la ropa hasta el infinito,
del hueso
a la ciega fiereza de la piel.
El sinsentido
no es más que la certeza
más absoluta del abismo,
de ese abismo bellísimo
donde tan sólo importan
los collares de pájaros
o la mirada sedosa de los pulpos.
Salvaje meteoro, en un viaje
de mi espacio a tu tiempo.
Mientras, en el camino,
jugamos a esquivar los años-luz de las estrellas.
Dejemos que los otros lo hagan con las hormigas.
Nosotros
marcaremos distancias hasta con el destino
(no vamos a dejar que nos alcance).
Sabemos
que se puede ser inmortal en un minuto,
justo en ése
en el que damos a la muerte una patada
sin temer su venganza.
Por tanto,
olvidemos el miedo:
es tan sólo una excusa de los que creen vivir
y se pasan la vida
cultivando su tumba como si fuera un huerto.
Juntemos nuestras manos, retengamos
así la eternidad,
y allí dentro seamos
supervivientes de todas las catástrofes,
huéspedes del misterio.
Cuando llegue el futuro
ya le habremos robado sus frutos más hermosos.
Y le sorprenderemos.