Friday, July 14, 2006

De repente, el pasado

La vida puede a veces parecer, o sentirse, como un cuadro estático, y digo esto recordando a Haller en uno de sus escritos. O un torbellino, si nos situamos en el otro extremo. Yo siempre juego ¿juego? a no creer en el tiempo, a salirme de él, a creer que la percepción subjetiva puede con ese tiempo que se empeña en rozarnos, en esculpirnos, en rompernos. Y también se empeña en jugar malévolamente con nosotros. Recibo una llamada de un antiguo compañero ¡ del instituto ! al que no he vuelto a ver desde entonces. Si hubiera sido de un compañero de la universidad no sería tan chocante, pero es lo que es. Ni siquiera le pregunto cómo ha conseguido mi número, tal es mi sorpresa y mi torpeza para hablar por teléfono. Quedamos en tomar un café y yo empiezo a intentar recordar cómo era y cómo será ahora. De pronto reparo en esos dos tiempos verbales: era, será. Y me sobreviene una sensación de ausencia del presente. Como si el presente fuera nada más que una oscilación entre el recuerdo y el proyecto. Me pregunto qué le habrá hecho llamarme, en qué lugar de su mente se ha activado mi recuerdo, y vuelve a maravillarme el misterio de la consciencia de los otros. Hay quien piensa que la realidad está siempre dentro de uno mismo y que todo es creación nuestra, incluso aunque esa realidad sea a menudo incomprensible. Que uno crea la realidad a partir de su propio sueño, de su propio deseo o de su propio miedo. Y hay verdad en eso: somos dios, si bien un dios precario y vulnerablemente humano. Pero la realidad, en su complejo misterio, también existe por sí misma, y la consciencia de los otros existe fuera de la nuestra. Quizá la clave para vivir ambas realidades sea la empatía, y así el amor podrá ser un camino libre entre dos cuerpos y dos almas. Pero esto es ya otra cosa. Me voy a ver si encuentro el presente por alguna parte.

11 comments:

UMA said...

Habrà que reconciliarse con el tiempo, aunque sea ilusorio ser capaces de burlarlo,
hacer un bollo y tirarlo al 'tacho'.
Habrà uno de tener la certeza de que el futuro encierra y encerrarà siempre la ignorancia plena.
Y que el pasado una inùtil mueca de aquellos que fuimos -pero no somos- de aquel que piensa hoy -y no es ayer, ni mañana tampoco-.
Abiertos como ese "no se què" que hoy la lleva caminando bajo el sol, sin "no se còmo".
Y tampoco importa.
De veras que no importa demasiado, si mañana no se deja llevar por el que dicta -dentro- que todo pudo ser mejor...porque nada serà lo mismo nunca.
No la lleno màs de ideas en retazos, le doy un abrazo, Quantum.

Pd:Quizà màs tarde vuelva a traducir mi comentario...
El sueño altera la percepciòn
:)

Haller said...

El presente y futuro son realmente relativos. Supóngase que se colocan dos personas al inicio de un sendero arbolado. Una de ellas tiene excelente vista y la otra es miope. Para la persona de buena vista, un montón de árboles son parte de su presente. Pero, para el miope, estos árboles están en el futuro pues sólo sabrá de ellos cuando camine por el sendero, ya que no puede verlos y por tanto no sabe de ellos. No es parte de su presente.

Eso. (Mi opinión al menos. La "verdad verdadera" sigue en un futuro que no puedo anticipar).

Al margen, notables líneas las suyas.

Saludos.

Carz said...

El tiempo como forma a priori del conocimiento es una hipótesis kantiana. La concepción relativista del tiempo -al menos hasta dónde yo sé- consigue dotarle de un atributo de elasticidad: el intervalo de tiempo entre dos sucesos puede ser distinto para observadores distintos, pero para todos los observadores fluye en una sola dirección. El pasado de un observador siempre es pasado, de hecho es lo único que somos: la suma de nuestro pasado, y ese somos presupone la necesidad de tener presente, condición sine qua non de la existencia.
Dicho todo esto, la poesía juega a la perversión interesada de esta teoría acerca del tiempo...
Hace tiempo escribí:

"tu voz alabea el tiempo
lo retuerce en cavernas espirales,
laberínticas"


y también

"partí el presente
en el borde de una copa:
por fortuna,
el futuro
cayó dentro"


Son intentos desesperados por vulnerar la unidireccionalidad del tiempo, de escapar a su incertidumbre...

Y como siempre el amor como refugio:
despertar escuchando sus latidos, oliendo su pelo rubio enredado en mis manos, observar entre silencios y penumbras el celeste de su mirar...
Sí, el amor nos deifica, aunque sea sólo en dioses menores.

Saludos.

andres racz said...

en el futuro ,hijo del pasado nos veremos tal como somos hoy...decia James Joyce.

gracias por la visita,volvere.

AR

Ángel Fondo said...

Interesantes reflexiones. Buscar el presente puede ser sumamente refrescante y tomarse la vida como una partida de ajedrez te permite anticiparte mentalmente a alguno de tus posibles fututos. No olvidemos que jugar con la vida la intensifica y hace olvidar su fragilidad.
Ciao amigo. Nos veremos en el bosque.

Anonymous said...

El presente lo tenía yo aquí guardado, Quantum, y te lo regalo. Es mi presente para ti ;-) Beso, guapa.

vylia said...

Quizá el presente también te esté buscando.

Un abrazo.

Ángel Fondo said...
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Ángel Fondo said...

Disculpa, no me lo perdonaré nunca.
Un beso.

quantum said...

Uma: tus ideas, incluso en retazos, siempre iluminan. Vuelve.
Haller: Interesante lo que me propone suponer.Me lo supongo.No se me pierda de vista.
fgiucich: seguiré visitando tu casa.
Carz:qué hermosos intentos para vulnerar la unidireccionalidad del tiempo. Y siempre el amor como refugio.
Andres: volveré a la poesía de tus imágenes.
Robin: sigamos juntos por el bosque.No hay nada que diculpar, sólo sigue ahí.

quantum said...

Santiago: Quantum te da las gracias y un beso. Yo también.

Vylia: sabias y mágicas palabras las tuyas. Te mando un abrazo.