Friday, July 21, 2006

Atardecer en la casa de campo


Juego con otros niños
mientras el traje blanco de mi padre,
a lo lejos, hereda
la última luz del día.

Mi abuela sale con un vestido largo
por la puerta de atrás
y nos llama cantando,
conjurando las hadas de cuentos infinitos
y de todos los bosques visitados en sueños.

Los pájaros, inquietos,
se arremolinan oscureciendo el cielo,
y sus gritos se hermanan con los nuestros
en una comunión bulliciosa y pagana.

Los nogales apresan con sus ramas
los destellos finales,
y los álamos tiemblan
presagiando ya el frío de la noche.

Más allá de la valla, las espigas
son ahora una familia de muchachas muy rubias
que se secan el pelo al viento de la tarde
.......

Pero un día
nos abandona el niño
riendo hasta perderse
en cualquier agujero negro del espacio

y amanece indefensa la mañana.


(Fragmentos de uno de mis primeros poemarios, que os dedico a vosotros, que estáis aquí, con un poco de melancolía estival. Y con mi abrazo.)

15 comments:

UMA said...

"Más allá de la valla, las espigas
son ahora una familia de muchachas muy rubias
que se secan el pelo al viento de la tarde"

No tengo que explicarle las imàgenes pseudo-onìricas que me trae de mi màs tierna infancia.
Con la brisa que tambièn peinaba mi cabello, bajo la tierna mirada y complaciente de una bella anciana, mi abuela,mi madre... extenso e infinito celeste que me abrazaba.
Y aùn.

Y me hace pensar que en algùn lugar habitan, aùn esos instantes, creo que aùn no he matado a esa que fui, aunque haya pasado el tiempo...
Sabe que?
Suelo acurrucarme en esas cosas, debe ser por eso que soy una persona que disfruta de muchas certezas, casi como con un designio aparte del cual agradezco siempre a otr persona y a los lazos...
-No puedo esperar serle demasiado clara, pero tampoco puedo escapar a las sensaciones ìntimas-

Agradezco la magia con la que me invita -casi sin querer- a recuerdos siempre en presente.

Un gran abrazo conmovido, un escrito maravilloso, Quantum.

Carz said...

Algunas imágenes de tu poema despiertan mi añoranza por ciertos momentos de la infancia. Pero de la infancia tengo un recuerdo de melancolía, una sensación de desapego, multitud de preguntas que me angustiaban, el recuerdo de los atardeceres en los que buscaba la soledad para buscar un consuelo que nunca conseguía.
No, no echo de menos al niño que no fui, creo que esa es la conclusión no sé si triste o inevitable.

Saludos.

Caselo said...

No tendría por qué abandonarnos el niño que llevamos dentro. la inocencia es un bien tan preciado que es loi que hace que este mundo sea maravilloso. Gracias por visitarme y te felicito por este texto.Un saludo desde Colombia.

quantum said...

Lejana-cercana, bella Uma,
La espiga más rubia tú bajo la mirada de esas hermosas mujeres. Ellas están ahora en ti, porque claro que sigues siendo la que fuiste. Ahora con más lazos aún, que se unen a los de tu niñez de espiga rubia.
No escapes nunca a las sensaciones íntimas, que te iluminan.
Yo también te mando un abrazo conmovido.

quantum said...

Carz,
has hecho que me den ganas de abrazar a ese niño que fuiste. Escapo (la emoción es la que me hace escapar en este caso)a la tiránica linealidad del tiempo para jugar con ese niño y acompañarle en su melancolía.
Date por abrazado.

quantum said...

Carlos,
dices bien: el niño no tendría por qué abandonarnos. Sucede que el mundo del que creímos ser dueños cuando niños en algun momento deja de pertenecernos.
Gracias por tus palabras y por venir. Seguiré visitándote.
Un saludo que va derecho hacia Colombia.

Luis Herrera said...

A los 12 años pintaba como Rafael... pero me tomó toda una vida pintar como un niño


eso/ o algo así, dijo alguna vez Picasso, quizás lo resuma todo.

un abrazo

ecasual said...

Precioso poema.
Saludos.

Ángel Fondo said...

Recuerdas aquella canción de Serrat “ Mi niñez”. Que bien plasmó en ella, Joan Manuel, esa añoranza que a veces nos invade. Tu poema posee un mágico enlace con aquella canción para mí tan querida.
¿Donde buscar lo que perdimos?
Estoy seguro de que reflejado en tus ojos encontraría a mí niño. También yo escribo a veces desde el club de la melancolía, pero feliz de tenerte cerca.
Un beso (no se si será ya de bienvenida).

La Marandua said...

hermosas evocaciones con imagenes deliciosas... esta me encantó!!

Más allá de la valla, las espigas
son ahora una familia de muchachas muy rubias
que se secan el pelo al viento de la tarde

te felicito, mas aun porque rescatas al niño que añora un espacio en este mundo de adultos tristes.

saludos

quantum said...

Muchas cosas llevan toda una vida, Luis, y lo tremendo es que a veces hacen falta más vidas todavía.
Gracias, como siempre.
Un abrazo.

quantum said...

Hormiguita,
aquí va mi agradecimiento y un abrazo.
Espero que nos sigamos viendo.

quantum said...

Robin,
Mis ojos miran ya a ese niño tuyo.
¿Dónde buscar lo que perdimos? Quizá mirando adentro, quizá en el bosque: quizá sean ambos el mismo sitio.
Un beso, Señor y Niño del bosque.

quantum said...

Marandua,
gracias por llegarte hasta aquí, y por tus palabras. Me llegaré a tu espacio.
Un cálido saludo.

Anonymous said...

Con tu abrazo seguro que se cura la melancolía estival. Beso, guapa,
Amor