Emocionas, quantum. Qué suavidad en lo que cuentas. Hablas de otro mundo y es verdad, es como otra dimensión espacial y temporal. Como si fuera incluso irreal.
Me ha encantado, querida Zipi. Todos tenemos varios "yo" dentro que nos hacen únicos.
Quantum!! A esto se le llaman unas buenas vacaciones, sí señora.
¿Tomaste nota del licor que te ofreció el buen hombre? Parece ser el secreto de la longevidad, casi un elixir de vida.
Mi hija estuvo viviendo unas temporadas en un país extranjero, del norte también. Le encantaba mandarnos cartas. Y recibirlas. Ni mails, ni chats, ni teléfono podían igualar la intensidad o la emoción de la carta.
Me alegro que lo pasarás tan bien, y que nos dejes contemplar tus paisajes. Casi puedo visualizarlos. Me gustaría escucharte cantar. Seguro que llevas bien el ritmo. .
La leo y me parece una historia onírica, tiene el sabor de los sueños. A veces de estas vivencias sacamos material para afrontar la realidad que planta cara cada mañana. Aprovechar estas oportunidades de conocer al otro y otros que todos somos, nos alegra el vivir. Qué bonita historia, me hubiera gustado brindar con vosotros.
hoy me gusto algo que me dijeron, que las emociones se nos pegan como las huellas dactilares, como un amasijo que no se distingue de las visceras, emocionas siempre, de manera instantanea... te mando un beso gigante mi coplera hermosa con la montaña aun en mis ojos...
Deliciosa sensaciòn esa de dejarse llevar por el instante, de cara el viento, el càlido sol y nada. Mas uno mismo, mas uno con todo. Muy bello, muy. Un abrazo, amiga, me alegra verte.
Se dice que la gente que ha comido carne de "lión" (puma), "le cuesta p'a morir", tienen una resistencia especial a dejarse llevar por la fría señora del sueño eterno.
Parece ser que un espíritu tenazmente vivo, puede tener tanta virtud como la carne aquella. Para no olvidar.
Recuerdas “El cartero y Pablo Neruda”, pues me vino a la mente cuando te imaginaba en compañía de tu amiga, mientras iba inventándome el paisaje y al tiempo que leía atentamente tu relato. No se por que pero tengo la clara sensación de que encuentras una paz muy especial en ese país del norte para ti tan querido. Si sólo con leerte parece que me va inundando poco a poco el mismo sentimiento. ¡Qué precioso es poder compartir la ternura! Besos, muchos besos.
Imprimí esta entrada y la llevé conmigo en un tiempo que acelera y me arrastra por la ciudad.
Lo leí en la sala de espera de algún consultorio, llevaba a uno de mis hijos, rutina. Afuera Buenos Aires desbordaba agua, tormenta torrencial, fue el martes que pasó. Adentro...
Las ciudades nos roban una manera de ser única en las que hay tiempo de cambiar planes, palabras, oficios, alcoholes y pedacitos de vida.
Las raíces nos devuelven mucho más que lo que somos. Nos llevan de paseo, nos colocan frente a la vida con la serenidad de la cercanía de la muerte.
Los personajes degustan sus minutos compartiéndolos con otros que no son extraños porque han tocado a la puerta. Y uno olvida la razón de su llegada, su partida o el encuentro ¿casual?
Yo se de lo que hablás Quantum. Conozco la situación y la sensación emocional que contiene, la transformación que se hace presente y las personitas que nos habitan que aparecen de imprevisto reclamando su lugar sentándose allí, sin más trámite.
Celebro que la niebla haya estado ausente. Dejó paso a una especie de iluminación. Un libre albedrío que recobra y atesora.
16 comments:
Un dulce y precioso relato, con la pincelada exacta de sus personajes. Emociona. Abrazos.
Emocionas, quantum. Qué suavidad en lo que cuentas. Hablas de otro mundo y es verdad, es como otra dimensión espacial y temporal. Como si fuera incluso irreal.
Me ha encantado, querida Zipi. Todos tenemos varios "yo" dentro que nos hacen únicos.
¡Muac! Besos en motocicleta.
Quantum!! A esto se le llaman unas buenas vacaciones, sí señora.
¿Tomaste nota del licor que te ofreció el buen hombre? Parece ser el secreto de la longevidad, casi un elixir de vida.
Mi hija estuvo viviendo unas temporadas en un país extranjero, del norte también. Le encantaba mandarnos cartas. Y recibirlas.
Ni mails, ni chats, ni teléfono podían igualar la intensidad o la emoción de la carta.
Me alegro que lo pasarás tan bien, y que nos dejes contemplar tus paisajes. Casi puedo visualizarlos.
Me gustaría escucharte cantar. Seguro que llevas bien el ritmo.
.
La leo y me parece una historia onírica, tiene el sabor de los sueños. A veces de estas vivencias sacamos material para afrontar la realidad que planta cara cada mañana.
Aprovechar estas oportunidades de conocer al otro y otros que todos somos, nos alegra el vivir.
Qué bonita historia, me hubiera gustado brindar con vosotros.
hoy me gusto algo que me dijeron, que las emociones se nos pegan como las huellas dactilares, como un amasijo que no se distingue de las visceras, emocionas siempre, de manera instantanea... te mando un beso gigante mi coplera hermosa con la montaña aun en mis ojos...
Deliciosa sensaciòn esa de dejarse llevar por el instante, de cara el viento, el càlido sol y nada.
Mas uno mismo, mas uno con todo.
Muy bello, muy.
Un abrazo, amiga, me alegra verte.
Se dice que la gente que ha comido carne de "lión" (puma), "le cuesta p'a morir", tienen una resistencia especial a dejarse llevar por la fría señora del sueño eterno.
Parece ser que un espíritu tenazmente vivo, puede tener tanta virtud como la carne aquella. Para no olvidar.
Saludos.
Recuerdas “El cartero y Pablo Neruda”, pues me vino a la mente cuando te imaginaba en compañía de tu amiga, mientras iba inventándome el paisaje y al tiempo que leía atentamente tu relato. No se por que pero tengo la clara sensación de que encuentras una paz muy especial en ese país del norte para ti tan querido. Si sólo con leerte parece que me va inundando poco a poco el mismo sentimiento.
¡Qué precioso es poder compartir la ternura!
Besos, muchos besos.
Pasado y presente que se cruzan en un constante.
Dulce relato, de cartas licores y buenos tiempos vividos...
Un abrazo de luz.
Hay tantos mundos y tantos Yos.
Besos in blue
Tus palabras eran una tapizada alfombra.
te dejo un abrazo azul.
Imprimí esta entrada y la llevé conmigo en un tiempo que acelera y me arrastra por la ciudad.
Lo leí en la sala de espera de algún consultorio, llevaba a uno de mis hijos, rutina. Afuera Buenos Aires desbordaba agua, tormenta torrencial, fue el martes que pasó. Adentro...
Las ciudades nos roban una manera de ser única en las que hay tiempo de cambiar planes, palabras, oficios, alcoholes y pedacitos de vida.
Las raíces nos devuelven mucho más que lo que somos. Nos llevan de paseo, nos colocan frente a la vida con la serenidad de la cercanía de la muerte.
Los personajes degustan sus minutos compartiéndolos con otros que no son extraños porque han tocado a la puerta. Y uno olvida la razón de su llegada, su partida o el encuentro ¿casual?
Yo se de lo que hablás Quantum. Conozco la situación y la sensación emocional que contiene, la transformación que se hace presente y las personitas que nos habitan que aparecen de imprevisto reclamando su lugar sentándose allí, sin más trámite.
Celebro que la niebla haya estado ausente. Dejó paso a una especie de iluminación. Un libre albedrío que recobra y atesora.
Gracias.
Bienvenida al regreso de los mismo ojos que dejaste.
Esplendido transcurrir....
Siempre descanso al leerte.
Olimpia
Es un lugar, especial. Una llega curioseando y se lleva gratas sorpresas.
oasé por aquí y dejé mi mirada, creo que se fue más @bella.
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