Thursday, August 31, 2006

Íntimo Astro del Tiempo


El poema que lleva este título lo compuse tras una propuesta de Leonardo Asimov, que me invitaba a una creación conjunta: él puso la imagen y me retó, tentadora y amablemente, a ponerle título y texto. La imagen puede verse en su blog PLANETAPLACER .


Íntimo astro del tiempo

En el instante cósmico y preciso
se engendró un viaje astral,
con el tiempo
de lo infinitamente grande y lo pequeño,
y comenzamos a escrutar el universo
y su misterio:
todo él hecho espejo
de la galaxia escondida del cerebro,
de lo infinitamente grande y lo pequeño:

porque el espacio,
con todo su secreto,
se mira en el enigma
de la música estelar
de cada beso.

Friday, August 25, 2006

Se acaba el verano

Este ha sido un verano de calor implacable que empezó ardiendo y ahora parece marcharse con la calidez y la dulzura con la que a veces se pide una disculpa.

El verano a menudo me ha parecido un tiempo misterioso, a pesar de su luz, o, quizá, precisamente por ella: en las últimas horas de una tarde estival suelo tener la sensación de que la noche no va a llegar nunca porque el tiempo se ha convertido en luz. Pero el tiempo tiene sus ironías, ya lo sabemos, y depués de jugar al escondite, me dice sin contemplaciones: "No te creas tus deseos, que siempre he estado aquí". Y entonces viene lo peor, porque en mí nace, impetuoso, el deseo de vivir y beber toda esa luz antes de que se vaya. Y no puede ser. Bien lo sé. Y este es el principio de una melancolía estival que coincide con el comienzo del verano. Luego se va pasando, ya que el verano suele ser generoso conmigo regalándome sorpresas, encuentros o situaciones que me permiten irme viviendo de tal forma que el tiempo de nuevo se hace luz, que ya no es esa flecha que nos lleva, en una única dirección, a un destino marcado.

El verano se marcha. Su comienzo de fuego ya parece lejano. Queda ahora el resplandor de sus últimas luces, como las que quedan tras la puesta del sol, momento para el cual el inglés tiene una palabra hermosa y perfecta: "afterglow". Me quiero despedir con un recuerdo a su comienzo, cuando alguien escribió:

"Junio siempre me ha parecido una bandada de pájaros."
Le escribí yo: "En Junio se acentúa mi envidia de los pájaros."
-" ¿Por qué?"
-"Porque las tardes largas me recuerdan durante más tiempo que no puedo alcanzarlos."

Su respuesta fue: "Hoy no. Tal vez mañana."

Se lo agradecí calladamente. En cualquier caso, el mañana se presenta ahora en forma de otoño, y yo aguardo deseosa su tiempo de castañas y de setas. Y algun fuego que otro en la chimenea. Y un fuego interior que no se apaga. Que no se apague...

Monday, August 21, 2006

Crescendo

Atardece.
La música se va volviendo oscura
acompasando el tiempo,
que se arropa de sombras
...........

Cierro los ojos
para recibir
al único testigo
de mi presencia recluida:
la noche,
para abrirlos de nuevo
ante todas las cosas que se llevó la luz.


La habitación, la calle,
forman parte de un cosmos
que se anula a sí mismo con el alba
y renace
con los últimos acordes de la tarde,
día a día´
penetrando en las casas
y en las almas
a grandes pasos negros.


...........


Atardece.
Y un mundo de nuevo enmudecido
toma asiento a mi lado,
se siente como en casa junto a mí.
............


Todos y cada uno
de nosotros
se recobra a sí mismo
en el encuentro cíclico
de la nota y la hora
más lejana del sol.


El empezar de nuevo
que nos trae la mañana
parece aún más remoto
que la estrella más tenue.

Atardece.
Todo se va apagando
y se hacen distantes los ecos de la calle.


Va llegando el momento
de encender
las infinitas luces
del cuerpo,
que despierta in crescendo
hasta llegar al éxtasis
del perfecto estallido
que trae la soledad.


(Versos traidos de un poema antiguo hasta este presente en que estoy, en que estamos)

Wednesday, August 16, 2006

Tuesday, August 15, 2006

Llévame
hasta el comienzo de la vieja memoria,
hasta ese primer paso que se hizo infinito,
hasta esa misma máquina recóndita
que da cuerda al dolor.

Báilame
hasta que el mundo gire exclusivamente a nuestros pies,
hasta que el suelo carezca de sentido
y los dos juntos
logremos la levedad del sueño.
Si levantas tu brazo y el mío le acompaña
no pesará ninguno:
la gravedad quizá tan sólo sea un estado de ánimo,
la caída, una entre muchas formas de sentir.
Hay una esfera nueva
que se mueve al compás de todos los misterios.

Acércame
al silencio de las cosas,
al alba que regresa sin pedirnos ayuda,
a los antiguos ojos del cometa,
a la más vertical de las alturas,
al vértigo iniciático.

Siénteme, intúyeme:
es una invitación que yo te hago,
que nos hago,
no importa dónde o cuándo:
despreciemos el tiempo y sus miserias,
aunque sea
sólo por un instante,
justo el que se hace eterno.

Seámos, pues, dichosos.

Tuesday, August 08, 2006

Cruzar el mar

Volví, como hago siempre, al país del norte que también es mío y al que pertenezco por la mejor de las razones que se me ocurren: por voluntad de pertenecer. Ahora he vuelto de nuevo al sur y a sus tardes de siesta y de geranios. Dos mundos tan distintos y a la vez tan míos. Qué fortuna, me digo, poder vivir en dos orillas, cruzar el mar y llegar también a casa, cruzar el mar y reencontrarse, cruzar el mar para alejarse y reconocerse.

Tanto tiempo cruzando el mar ha contribuido a que me reconcilie con una idea que en su momento pudo ser perturbadora: que lo verdaderamente grande en esta vida a menudo es un lugar de encuentro entre opuestos. Cuántas definiciones del amor, pongámoslo como ejemplo, contienen la palabra entrega, o la palabra generosidad. Palabras que le van bien al amor. Y, sin embargo, en el amor hay deseo, que es expresión egoista en tanto que uno desea para sí, como también puede haber narcisismo y posesión. Y en un mismo amor es posible la coexistencia de todas estas realidades, de todos estos sentimientos, en principio antagónicos, y de otros más. Podemos decir que el amor es libertad y estar en lo cierto. Tan en lo cierto como decir que el amor nos esclaviza, que estar enamorado es perder el control, la voluntad. Eso es amor, quien lo probó lo sabe, ¿verdad, querido Lope? Y qué decir de la misma vida, que es larga y es corta, en tanto que el tiempo es una categoría subjetiva (entre otras cosas, la mayoría desconocidas para nuestro intelecto).

Buscamos la coherencia y las definiciones unívocas. Pero la vida nos gana la partida con su, para nosotros, caótica energía. Quizá por eso, cruzar el mar sea algo más que ir en avión o en barco de una tierra a otra y venga a ser una forma de sentirse y verse a uno mismo en distintas orillas. Cruzar el mar quizá no sea otra cosa que salir cada día y buscarse el alma en cada idea, en cada gesto, en cada emoción, y en el misterio de todo ello: reencontrarnos a nosotros mismos, a veces casi irreconocibles, por las distintas geografías de lo que llamamos vivir.